La constancia, la persistencia, el cuidado en los pequeños detalles, la transparencia,la fe, el amor, la entrega y la acción encausada, son los ingredientes con los cuales alimento a diario mi liderazgo. De esta manera logro credibilidad en mí y en los demás, enamoro a más personas y ayudo a potenciar el líder que cada uno lleva dentro, para que así crezca el círculo y se unan a mi labor, para ir teniendo mejores resultados y un mayor impacto positivo.
Como dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano: “La vida humana es un mar de fueguitos”. Yo creo que la llama del líder es la que arde con tantas ganas que no se puede mirar sin parpadear y quien se acerca se enciende. El líder, en su caminar, va encendiendo a otros para que brillen con luz propia e iluminen al mundo con la transformación.