Diversidad e inclusión: claves para apoyar la sostenibilidad
Por: Ana María Ramírez, Directora de Recursos Humanos de Johnson & Johnson Región Norte
La sostenibilidad, en su sentido más amplio, implica la satisfacción de las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras, buscando el equilibrio entre el crecimiento económico, el bienestar social y el cuidado del medio ambiente. Así, construir sociedades basadas en el desarrollo sostenible es un propósito ambicioso, que requiere del compromiso de diversos actores. Los gobiernos, el sector privado y la sociedad, juegan un rol importante en impulsar la agenda 2030, a la que le está apostando el mundo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS.
Uno de estos objetivos es alcanzar la equidad de género, lo que usualmente se suele relacionar con eliminar las diferentes formas de discriminación hacia las mujeres y poner fin a las barreras que impiden que desarrollen todo su potencial. Sin embargo, una definición más amplia de este concepto también implica acabar con la discriminación hacia comunidades como la LGBTI+, pues el desarrollo sostenible solo puede lograrse si todas las personas cuentan con las mismas oportunidades independientemente de su sexo, su identidad de género o su orientación sexual.
De esta manera, una sociedad que abre espacios incluyentes y que reconoce en la diversidad una fuente de riqueza y crecimiento, es una sociedad sostenible. Así mismo, una compañía que decide gestionar su talento desafiando estereotipos, atrayendo y reteniendo personal diverso, promoviendo el desarrollo profesional para todos, es una organización con mayores niveles de productividad y rentabilidad, que genera valor y, por lo tanto, impulsa la sostenibilidad.
Promoviendo el desarrollo sostenible desde la gestión del talento
De acuerdo con las Naciones Unidas, empoderar a las mujeres y niñas tiene un efecto multiplicador en la sociedad y es fundamental para promover el crecimiento económico y el desarrollo. De hecho, se estima que, si se logra igualar la tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral respecto a la de los hombres, para el año 2030 el PIB de los países aumentaría en un 12%; de igual forma, la productividad por trabajador podría aumentar hasta un 40% si se eliminaran todas las formas de discriminación hacia las mujeres trabajadoras y en cargos de dirección. A esto se suma que, según el reporte Open For Business: strengthening the economic case, los negocios que son abiertos e inclusivos tienen mayores ventajas competitivas y poseen ecosistemas laborales mucho más innovadores, generando una mejor calidad de vida para los integrantes de la compañía.
Es por esto que prácticas como la licencia de paternidad extendida, el horario flexible, el trabajo remoto, las salas de lactancia, el envío de leche materna o la apertura de baños mixtos cobran relevancia para pasar del deseo a la acción. Estas iniciativas muchas veces surgen de las necesidades planteadas por los mismos colaboradores, y por esto resulta fundamental promover espacios en los que se puedan dar estas discusiones: los colaboradores se expresan y la organización escucha y actúa.
De esta forma, las empresas tienen la oportunidad de ser aliadas que aboguen por entornos incluyentes, lugares en los que se genere conciencia sobre los problemas que aquejan a las mujeres y a la población LGBTI+.
No cabe duda de que la diversidad y la inclusión se consolidan como la vía para llevar la equidad a otro nivel. Crear ambientes seguros para que cada persona se desarrolle con total libertad, y de esta manera, aportar al desarrollo sostenible de las sociedades a las que pertenecemos; pero esto solo es posible a través de la inclusión de voces y experiencias diversas.
Reconocer lo recorrido y seguir avanzando
Algunas de las brechas que impiden a las mujeres y la población LGBTI+ desarrollarse con plenitud persisten, y esto tiene implicaciones para sus vidas, sus familias, las compañías, las comunidades y las naciones. A pesar de que se han implementado medidas orientadas a promover la equidad, para cerrar completamente la brecha es necesario sumar más esfuerzos innovadores que impulsen la equidad de género como una gran contribución al desarrollo con sostenibilidad.
Involucrar al talento de las organizaciones en la consecución de los ODS es uno de los primeros pasos que tiene la responsabilidad de dar desde el sector privado, pues los cambios de paradigmas se dan solo a través de la gente, de las pequeñas o grandes contribuciones en nuestras realidades más inmediatas.
Esta es una invitación a seguir desafiando los imaginarios que nos restan como sociedad y a seguir sumando esfuerzos como individuos y organizaciones, para acercarnos cada vez más a la inclusión y a la equidad de género y, en esa medida, al desarrollo sostenible. Esto implica poner en marcha medidas concretas que reconozcan en la diversidad la base para el crecimiento de las organizaciones y las sociedades. En un contexto de ciudadanías globales, nuestros compromisos y acciones en el lugar de trabajo, en nuestra esfera familiar y social tienen el gran poder transformador que necesitamos para seguir avanzando.
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