¿Qué hay que hacer hoy para poder entregarle a las futuras generaciones un mundo mejor?
Por: Luis Alberto Galindo Aguilar, Director de Talento Humano de Pan Pa’ Ya! – Colombia
Las personas son el activo intangible más importante en las organizaciones, por lo mismo es estratégico desde el punto de vista de capital humano emprender acciones para no solo atraerlo sino también fidelizarlo.
Vivimos en un entorno cada vez más competitivo, donde cobran vigencia con fuerza conceptos como la sostenibilidad, lo que implica necesariamente hablar de lo económico, lo ambiental y lo social, con la mirada puesta en el futuro; situación que nos lleva a preguntarnos ¿Qué hay que hacer hoy para poder entregarle a las futuras generaciones un mundo mejor?
Desde las áreas de Gestión Humana podemos contribuir en esta importante tarea aportando al fortalecimiento de los líderes, impulsando la inteligencia colaborativa, consolidando la cultura corporativa a través del fortalecimiento de los valores y desarrollando en general las competencias requeridas para los retos del futuro como la gestión del cambio, la innovación, el empoderamiento, la resolución de conflictos, la inteligencia emocional, entre otras competencias que hacen parte de un resultado exitoso en este mundo cambiante.
Quizás uno de los principales retos que nos demanda el contexto actual es el de tener el talento humano alineado con el propósito y la estrategia de la organización. No podemos dejar de lado que al final “las personas son las que hacen que las cosas sucedan”; en tal sentido, solo será posible llegar al resultado a través de nuestros equipos de trabajo.
La convicción de que a través de un talento humano idóneo y comprometido es como se logran los buenos resultados debe venir de arriba hacia abajo; es decir, debe haber un alto grado de compromiso y conciencia de la alta dirección. El sentido de pertenencia y la mística de las personas que hacen parte de la Organización ejercen un impacto directo en el desarrollo de la estrategia; por lo tanto, generar y mantener condiciones de bienestar, balance vida-trabajo, crecimiento profesional y personal, se convierte en un reto importante.
Ser un excelente lugar para trabajar impone el reto de continuar fortaleciendo la cultura organizacional, que a su vez se convierte en una ventaja competitiva, pues al final la competencia podrá copiar algunos de los servicios y productos, pero jamás podrá copiar la manera cómo piensan, actúan y sienten los miembros de una organización, es decir, su personalidad, aquello que los hace únicos y diferentes.
Cuando hablamos de la sostenibilidad es indispensable generar ambientes y entornos de trabajo saludables; es relevante hablar de la salud mental en el trabajo, monitorear los riesgos psicosociales a los que están expuestos los colaboradores, implementar prácticas de balance vida – trabajo, salario emocional, migrar de hacer actividades para el bienestar a manejar la “experiencia del empleado” en la organización como un concepto más amplio e integral.
Uno de los paradigmas que más aquejan a Gestión Humana son los bajos presupuestos para “invertir en el capital humano”, pero no necesariamente se necesitan cientos de millones para generar programas que impacten la vida de las personas y en ese sentido fomenten la productividad. Basta con tener alta dosis de creatividad y, a partir de allí, generar estrategias en tiempo y recrear espacios de diversión al interior de la organización, proponiendo, en general, esquemas flexibles de trabajo que motiven al colaborador y le generen altos niveles de compromiso.
Otro componente clave de una Gestión Humana, con enfoque de sostenibilidad, es el de la diversidad e inclusión. Vivimos en un mundo cada vez más cambiante y global, donde el pensamiento diverso enriquece y construye, donde los derechos humanos tienen cabida y deben respetarse, donde debemos aprender a valorar lo que para otros es simplemente “diferente”, donde la equidad de género y las minorías deberían tener cada vez más espacio y protagonismo, por supuesto incluyo las personas con limitaciones físicas y cognitivas; aspectos que requieren a su vez de un alto componente de sensibilización a todos los niveles de la organización.
Es el marco de la sostenibilidad es importante, en general trabajar hasta donde sea posible en la reducción de brechas de todo tipo, salariales, de género, de oportunidades y equidad en su máxima extensión; en la medida en que logremos esto, haremos de las empresas y del mundo mejores lugares para trabajar y vivir.
No puedo dejar de resaltar la relevancia que tiene enmarcar todas estas prácticas dentro de la ética y los valores, pues se constituyen en la base o pilar fundamental en el que se deben soportar todas las actuaciones. Para finalizar, está demostrado que las empresas que perduran en el tiempo son aquellas que día a día construyen un mundo mejor, no pensando en el hoy, sino armando la mejor estrategia para el mañana. Pensando en su entorno: empleados, clientes, proveedores, mercado, competidores, gobierno, etc; en un entorno sostenible donde hay un plan para cuidar a cada uno de esos actores, un plan para cuidar a sus trabajadores, un plan para cuidar la sociedad, y un plan también para cuidar el planeta.