Pasos hacia un comportamiento más transparente y responsable
Por: Lionel de Maupeou, director general de Thales para Países Andinos.
Las empresas son conscientes de la importancia de ser percibidas de manera positiva por el público. De esta percepción dependerán los comportamientos del usuario en la adquisición de los productos y servicios, las recomendaciones que ellos hagan de la empresa, así como su permanencia y respaldo con la marca en momentos de dificultad, razones por las que, es cada vez más necesario alinear el comportamiento de las compañías con las expectativas de la comunidad.
Una de las mayores preocupaciones de la sociedad actual es el cuidado del medio ambiente, y las empresas están respondiendo de manera proactiva a este llamado. Aunque algunos sectores parecieran tener baja incidencia en materia ambiental, las organizaciones más responsables toman medidas para contribuir a la conservación del planeta. Cada día, vemos cómo se presentan cifras e imágenes sobre el deterioro ambiental, pero también vemos cómo grandes empresas están liderando el cambio hacia prácticas más sostenibles y responsables.
Es el caso del sector bancario, que ha identificado el uso del plástico en la elaboración de tarjetas de pago como un aspecto clave para ayudar a reducir su efecto negativo sobre el planeta. Los bancos emiten al año más de 6 mil millones de tarjetas de pago plásticas, de las cuales el 90% se fabrica con PVC virgen o PVC reciclado, que es muy contaminante, con el problema adicional que las caducadas casi no se recogen ni reciclan.
Afortunadamente, la industria de las tarjetas bancarias está aprovechando nuevas tecnologías y materiales alternativos al PVC, incluido el uso de materias primas renovables, que también pueden reducir el consumo de recursos naturales en su producción y reducen el impacto ambiental. Es interesante, porque ya se han logrado diseñar y están en circulación tarjetas de origen biológico con las que se puede reducir en un 80% la cantidad de PVC en su fabricación, pues están hechas de ácido poliláctico (PLA), producido a partir de maíz no alimentario, una alternativa sostenible para tarjetas biodegradables.
Sin embargo, aún no existe ninguna regulación internacional que imponga cómo se deben manejar las tarjetas de pago cuando caducan o son remplazadas. Lo cierto es que tampoco hay una indicación clara, ya que puede depender de la normativa local y la mayoría de las veces, los consumidores las tiran a la basura después de cortarlas en pedazos. A pesar de esto, algunos fabricantes de tarjetas ya se están encargando de su reciclaje y han acordado con los bancos, que estos las recojan entre sus clientes.
Asimismo, 324 bancos se adhirieron a mediados de 2023 a los Principios de Banca Responsable, abriendo el camino hacia un futuro en el que esta comunidad haga una contribución beneficiosa para las personas y el planeta que espera la sociedad. Los Principios proporcionan el marco para un sistema bancario sostenible y ayudan a la industria a demostrar su contribución. El director ejecutivo de cada banco firmante se compromete con los principios oficiales, incluido un objetivo destinado a reducir el impacto negativo causado por los productos y servicios bancarios.
Es una noticia positiva para el mundo y las mismas organizaciones de este sector, pues el público respalda y prefiere marcas que sean responsables estando dispuestos a dejar de adquirir aquellas sobre las que tengan dudas de su compromiso con la sociedad. Los inversores, por ejemplo, además de medir lo que hacen las compañías, también evalúan el impacto de su actividad en las personas y el planeta, inclinándose a poner su dinero en las que agregan valor.
Sin duda se están dando pasos necesarios hacia un comportamiento más transparente y responsable para tener un mundo mejor y más seguro, en el que todos podamos confiar.