¿Por qué pensar en ciudades como instalaciones gigantes de recolección de agua?
De acuerdo con las Naciones Unidas, se estima que para 2050 la demanda de agua aumentará entre un 20 a 30% por encima del nivel actual de uso.
La pandemia de COVID-19 ha dejado reflexiones y aprendizajes sobre cómo mejorar la vida en la ciudad. Uno de los aspectos claves por revisar es cómo nuestro modelo urbano actual se basa, en gran medida, en sistemas frágiles a gran escala propensos a la desestabilización, llegando a la conclusión que es necesario reorganizar las ciudades de una manera más sostenible, sobre todo, cuando se trata de aspectos tan vitales como: el agua.
La forma en la que tratamos el agua hoy en día en las ciudades debe cambiar, pues vez que es obtenida, ya sea en forma de agua superficial, subterránea o de lluvia; es usada y desechada. En ese sentido, el agua es tratada de manera lineal, desde la fuente, el uso y el desecho, en lugar de tener una visión circular. Para Carlos González, presidente de Pavco Wavin, “las ciudades son las mayores consumidoras de agua y también ejercen la mayor presión sobre los sistemas e infraestructura, por lo que usarla de manera eficiente y económica nunca ha sido tan importante como lo es hoy”.
Sumado a lo anterior, es importante destacar que los sistemas de suministro de los centros urbanos no se encuentran acordes a las necesidades actuales, dado que, fueron diseñados en el siglo XIX, cuando existía una abundante oferta y una demanda era relativamente menor. De acuerdo con las Naciones Unidas, se estima que para 2050 la demanda de agua aumentará entre un 20 a 30% por encima del nivel actual de uso. Por ello, se debe pensar en una manera más sostenible de gestionar las aguas urbanas considerando nuestro presente y futuro.
¿Cómo optimizar del uso del agua en las ciudades?
Para tener un cambio en ciclo urbano del agua, es necesario crear ciclos circulares y controlados, los cuales consisten en reutilizar el agua en lugar de darle un único uso, por medio de aguas residuales, agua lluvia y agua de grifo de edificios o vecindarios. Para ello, las urbes deben ser vistas como grandes instalaciones de recolección de agua, donde a través de las precipitaciones que caen de manera cada vez más errática, se pueda capturar agua en techos y calles, evitando los altos costos en el transporte de agua limpia desde otro lugar.
Por su parte, la gestión local y descentralizada del agua permite una mayor flexibilidad y reducción en costos de infraestructura, así como mejorar la resiliencia y beneficiar tanto a las personas como al medioambiente. Esto consiste en dispersar el agua desde la fuente más cercana y minimizar las descargas superficiales, haciendo que cada gota cuente.
Con la descentralización también es posible filtrar o depurar el agua y almacenarla en los días de lluvia. Además, con los sistemas de almacenamiento, las aguas provenientes de las precipitaciones pueden infiltrarse lentamente en el suelo para reponer las aguas subterráneas en lugar de inundar las superficies de concreto y asfalto.
“A nivel global, Pavco Wavin está usando su innovadora tecnología StrormHarvester, que captura las aguas lluvia y permite diferentes maneras para su reutilización. El agua recolectada puede utilizarse o devolverse al suelo, según la necesidad y disponibilidad estimada”, afirma Orlando Polo, gerente de servicio técnico de Pavco Wavin
Un ejemplo es Copenhague, donde la compañía ha implementado la gestión local del agua como respuesta a las lluvias torrenciales y al aumento del nivel del mar. Actualmente, allí se construyen los Cloudbursts, sitios verdes y biodiversos esparcidos por toda la zona que sirven de vibrantes espacios recreativos en climas secos y colectores de agua en climas húmedos. El agua de lluvia después de las tormentas se puede almacenar o desviarse a otro lugar. Copenhague planea construir cientos de Cloudbursts y se está preparando para un futuro de temperaturas aún más altas. La clave para hacer realidad esta visión de sostenibilidad y resiliencia está en pensar que este no es un recurso ilimitado, por lo que al incluir ciclos circulares y una gestión local se optimizará su uso. Esto garantizará que, a pesar de las condiciones sociales cada vez más difíciles, desde pandemias hasta fenómenos meteorológicos extremos, las personas de las ciudades de todo el mundo dispongan de agua limpia de forma segura.